Venga! Para los que creen que los nutricionistas solo comemos lechuga con hummus de remolacha y pechuga de pollo de corral a la plancha, prepárense para descubrir la verdad detrás de…
¿Cómo come una dietista?
Pues bien, la verdad es que pasamos por varias fases.
Cuando empezamos la carrera (hablo en plural porque lo comparto con mis compañeras y amigas “El club de las Nutris”) pensamos que vamos a cambiar el mundo.
Vemos las calorías de todos los alimento encontrados en supermercados, pesamos todas la raciones, un día somos macrobióticas, otro veganas y otras comemos a base de proteínas… es decir, lo probamos todo. Una vez que empiezas formalmente a pasar consulta y tienes un contacto directo con la gente, te das cuenta que las calorías están muy bien pero muchas veces es poco realista. Cuando te interesas por la historia que hay detrás de cada persona descubres que no hay una fórmula mágica. No es “las gallinas que entran por las que salen”. Se trata de entender la situación de cada paciente, tener claro el objetivo a conseguir y trabajar para lograr siempre a largo plazo, el cambio de estilo de vida.
En nuestra especie “los nutricionistas”, jejeje, venimos con defecto de fábrica. Es inevitable que mientras estás a la mesa repases los alimentos y los platos que hay y hagas tus análisis mentales. No puedes dejar tus conocimientos de lado, más eso no quiere decir que no disfrutemos y tengamos nuestros momentos de debilidad como todo el mundo, aún a expensas de saber lo que nos estamos comiendo.
En mi grupo de colegas, podría decir que a cada una le da por algo. Tengo colegas que son unas locas del los microorganismos y patógenos como grandes tecnólogas; tengo compañeras de trabajo que nos recuerda la cantidad de azúcar que hay en casa alimento; tengo una amiga colega que lleva una alimentación sin levaduras para prevenir la candidiasis y otros desarreglos de la flora, otra que nos recuerda que todo lleva gluten y que es difícil encontrar sitios para celiacos y así tan amenas son nuestras comidas.
Si tengo que confesar cuál es mi defecto es el de fijarme sin querer en todo lo que come la gente que está sentada en mi mesa, se si te has comida 1-2 croquetas, si has pinchado ensalada, si has hecho barcas con pan… y mientras voy haciendo combinaciones para la cena de ese día calculando calorías… jejeje.
Todavía me acuerdo de una anécdota en la despedida de soltera de una amiga, todas nutris claro, además una de nosotras embarazada, peligro doble! Y no parábamos de preguntarle al camarero si podía asegurarnos que el queso que habíamos pedido era pasteurizado. Por supuesto el camarero flipo! Y bueno, Listeria no tenía pero Histeria si le dio al camarero. Creo aplaudieron cuando nos fuimos de allí.
Ya hablando en serio. Somos personas normales que comemos como todo el mundo, son muchos años en esta profesión y sí que es verdad que tengo mucha consciencia de lo que como cada día e intento que mi día a día sea muy equilibrado, esto lo he ido trabajando con los años.
Pero como todo el mundo tenemos nuestras tentaciones, las cuales he sabido ir manejando y llevando de la mejor manera posible. Todos tenemos nuestra criptonita.
Entonces si puedo darte un consejo, que es el que yo aplico, cuando salgo a despejarme y voy a cenar o lo que surja, come con tranquilidad y disfruta del momento. Intenta no hablar de lo que “engorda” o de cuanta grasa tiene esto o lo otro, porque son momentos para disfrutar y compartir con los tuyos.