¿CÓMO REPERCUTE LA ALIMENTACIÓN EN LA PREVENCIÓN Y/O TRATAMIENTO DE ESTA PATOLOGÍA?
Una dieta no saludable, el sedentarismo y la obesidad son factores de riesgo importantes para padecer cáncer de mama, sobre todo en mujeres posmenopáusicas. Estudios concluyen en que para la prevención y tratamiento de la obesidad e incidencia de cáncer de mama es necesario actividades de educación nutricional, para producir cambios el estilo de vida, que promuevan una dieta más variada y el aumento del ejercicio físico.
Es importante tener en cuenta que la dieta que adoptemos no sólo influye en la prevención del cáncer, sino también sobre la evolución y progresión de éste, por lo que si estás en proceso de tratamiento, desde aquí te damos mucho ánimo y unas recomendaciones clave. Pues muchos pacientes piensan que una vez diagnosticada la enfermedad ya no hay nada que hacer, pero deben saber que los cambios en la alimentación pueden ayudar a superar el cáncer y/o mejorar su calidad de vida durante los tratamientos.
¿SABES POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE?
Entre los factores de riesgo establecidos y no modificables se encuentran los factores genéticos (antecedentes familiares directos), el sexo femenino, edades mayores de 40 años, antecedentes de hiperplasia atípica de la mama y factores hormonales (menarquia precoz, menopausia tardía, nulíparas), etc. Sin embargo, existen otros factores de riesgo modificables que están relacionados con el ambiente y el estilo de vida, como la obesidad especialmente en la posmenopausia, algunos factores dietéticos (dieta hipercalórica, consumo de grasas saturadas de origen animal, azúcares refinados y consumo de alcohol). Al igual que el escaso consumo de verduras, fruta fresca, pescado y vitaminas A, C y D, constituye una dieta de riesgo.
Fuente de la imagen: La dieta como causa del cáncer. Nutr Clin Med 2018
RECOMENDACIONES BÁSICAS PARA CAMBIAR EL ESTILO DE VIDA – ALTERNATIVAS SALUDABLES PARA REDUCIR EL RIESGO DE CÁNCER DE MAMA:
- A través de atención primaria, educación en autoexploración
- Práctica de ejercicio físico (una hora de ejercicio mediano o intenso) para disminuir los niveles de estrógenos, insulina y factores de crecimiento circulantes. Por ejemplo, con una caminata diaria a paso rápido.
- Alejarse del tabaco. Fumar (de forma pasiva o activa) se ha relacionado con un aumento del riesgo de cáncer de mama.
- Ajustes en los hábitos alimentarios:
- Reducir la ingesta total de grasas saturadas (fuentes animales, aceite de coco y palma incluidos en muchos procesados) y azúcares refinados.
- Eliminar el consumo de alcohol (relación evidente con el cáncer).
- Aumentar el consumo de legumbres, verduras y frutas. Cuanto más variadas y más colores tenga nuestra dieta, más rica en antioxidantes vegetales será.
- Tomar dos raciones de pescado azul a la semana, rico en omega 3, ya que en esta proporción inhiben o retrasan el crecimiento de las células cancerosas. Puede completarse con otras fuentes vegetales de omega 3 como las semillas de lino.
- Incrementar la fibra de nuestra dieta tomando productos integrales, fruta con piel, verduras y legumbres.
¡PUNTOS CLAVE!
Un estilo de vida saludable que ayuda a reducir el riesgo de cáncer de mama. Resumiendo los 5 puntos clave: dieta saludable, peso normal, no fumar, no alcohol y actividad física moderada.
FUENTES CONSULTADAS:
Oliva Anaya CA, Cantero Ronquillo HA, García Sierra JC. Dieta, obesidad y sedentarismo como factores de riesgo del cáncer de mama. Revista Cubana de Cirugía 2015;54(3)274-284
Salamanca-Fernandez E, Rodríguez-Barranco M, Sánchez MJ. Revisión: La dieta como causa del cáncer: principales aportaciones científicas del Estudio Prospectivo Europeo sobre Nutrición y Cáncer (EPIC). Nutr Clin Med 2018; 7(2):61-79
Libro Salud y cuidados en el envejecimiento. Volumen III. Ed. ASUNIVEP. 2015.